El Día Mundial del Alzheimer se celebra hoy 21 de septiembre bajo el lema
En el Día Mundial del Alzheimer, nuevos hallazgos revelan que el 45% de los casos de demencia podrían prevenirse
20 de septiembre de 2024.
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Un reciente estudio publicado por The Lancet ha revelado que el 45% de los casos de demencia podrían prevenirse o retrasarse, lo que supone un aumento del 5% en comparación con los resultados obtenidos en 2020. La investigación, que también identificó dos nuevos factores de riesgo: la pérdida de visión y los niveles elevados de colesterol LDL, eleva el número total de factores de riesgo asociados a la demencia a 14.
Los expertos subrayan la importancia de abordar estos factores durante diferentes etapas de la vida. Las intervenciones durante la mediana edad (18-65 años) resultan cruciales, ya que es en esta fase donde se tiene el mayor impacto en prevenir la demencia a largo plazo. Durante la infancia, el bajo nivel educativo se destacó como el factor con mayor influencia, mientras que en la tercera edad (65+), el aislamiento social, la contaminación del aire y la pérdida de visión son los riesgos más significativos.
Wendy Weidner, directora de Investigación y Publicaciones de Alzheimer's Disease International (ADI), destacó la importancia de un enfoque integral para reducir el riesgo de demencia haciendo hincapié en la necesidad de intervenciones específicas en diferentes momentos de la vida. Resaltó que si actuamos pronto, especialmente en países con menos recursos, podemos reducir considerablemente el impacto global de la demencia.
El informe global de ADI de 2023, titulado "Reducción del riesgo de demencia: nunca es demasiado temprano, nunca es demasiado tarde", ofrece ejemplos concretos de cómo se puede reducir el riesgo en distintas partes del mundo, brindando esperanza tanto a individuos como a gobiernos en la lucha contra esta enfermedad.
En el Día Mundial del Alzheimer que se celebra hoy 21 de septiembre, recordamos que esta enfermedad es una de las formas más comunes de demencia y su aparición está influenciada por una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Si bien no existe una causa única, se sabe que ciertos elementos aumentan las probabilidades de desarrollar la enfermedad.
Los hábitos cotidianos y las condiciones de salud, como el sedentarismo, la mala alimentación o enfermedades crónicas como la hipertensión, pueden influir directamente en la salud cerebral. Además, los avances científicos han demostrado que, en la mediana edad, el cerebro puede sufrir daños a largo plazo si no se cuidan aspectos esenciales como la actividad física o la estimulación mental.
El envejecimiento, aunque inevitable, no es el único factor que afecta el riesgo de Alzheimer. Investigaciones recientes sugieren que la interacción entre ciertos factores de riesgo, como el aislamiento social y la exposición prolongada a contaminantes, también puede influir en el deterioro cognitivo. De hecho, llevar una vida activa social y mentalmente, además de mantener un entorno saludable, puede marcar una gran diferencia en la capacidad del cerebro para envejecer de manera saludable. Mantener estos hábitos a lo largo de la vida es clave, ya que el riesgo no solo depende de la genética, sino de las decisiones diarias y el entorno en el que vivimos.